Nuevo libro editado por célebre intelectual argentino, '¿Tiene porvenir el socialismo?', reúne una serie de ensayos de distintos autores que reflexionan el pasado y futuro del socialismo.
Mario Bunge es uno de los filósofos y científicos más respetados en la actualidad. Se trata de uno de los opositores más consistentes que tienen tendencias —hoy muy seguidas— como el psicoanalismo y elposmodernismo. Polémico. Crítico. Ahora acomete contra el socialismo. Pero no busca demolerlo. Quiere analizarlo. Con motivo de la aparición de este nuevo libro fue entrevistado por el periodista Horacio Bilbao, para el suplemento cultural Ñ, del diario Clarín.
A continuación, compartimos un extracto de la entrevista.
-Es una doble pregunta el título del libro, sobre el futuro y sobre el pasado.
-Sí, y se resume en una, ¿qué clase de socialismo tiene futuro? El dictatorial no, el puramente reformista, que no hace más que administrar el estado capitalista, tampoco. Para mí el socialismo es democracia pura.
-¿Puede haber democracia real en un marco capitalista?
-Muy limitada, porque no se democratiza la propiedad, que queda en manos de los monopolios. El índice de Gini, que mide la desigualdad, es el doble en los Estados Unidos que en Dinamarca o Japón. En Japón un jefe de empresa gana 4 veces lo que sus empleados, en lo EE.UU, puede ganar 30 mil veces más.
-Usted ofrece algunas claves para acotar lo impreciso que es el socialismo.
-Sí, retomo la vieja idea de Louis Blanc, de 1839. El fue el autor de una definición muy usada por los socialistas. “A cada cual según sus necesidades, de cada cual según su capacidades”
-La famosa meritocracia, una idea conflictiva para algunos socialistas…
-Exacto. Pero también cito a John Stuart Mill, filósofo, economista y socialista. Están las críticas a los monopolios de Adam Smith, las críticas al capitalismo de John Mynard Keynes. Hay que leerlos, pero pensando la realidad actual. Lo mismo que a Marx. Son realidades muy diferentes. El capitalismo que retrató Marx ya no existe, aquéllas empresas han sido reemplazadas por enormes oligopolios. Marx se ocupó principalmente de la producción, pero los que hoy tienen la sartén por el mango no producen nada. Manejan dinero.
-El libro ofrece un mensaje esperanzador sobre el futuro del socialismo, responde con un sí a la pregunta del título.
-Sí, pero el propósito fundamental de este libro no es propagar el socialismo sino incitar a un debate racional sobre los socialismos. Hubiera preferido un título en plural.
-Pero ya lo dijimos, nadie discute el orden social.
-Claro, no es suficiente. No hay una revista socialista donde gente entrenada en las ciencias sociales discuta estos problemas. En este momento la sociología y la ciencia política más avanzada no están ni en América latina ni en Europa, está en los Estados Unidos. Tiene la tradición más seria en ciencia política. Desgraciadamente allí no encontraremos socialistas. Y a los pseudoizquierdistas, que son posmodernistas, les dan asco las estadísticas, no las manejan, por eso son totalmente incapaces de tomarle el pulso a la sociedad de su tiempo. Hace falta una gran confluencia entre el pueblo y el estado. Piense en la cloaca máxima que hicieron los romanos, se utiliza todavía hoy, 2 mil años después. No hay que combatir el Estado, como dicen los anarquistas. Sin el estado no vamos a ningún lado. Hay que hacer que el estado sirva a los intereses de la gente.
-¿Hace falta más Estado?
-Depende qué tipo de estado, claro. Los anarquistas y los marxistas veían en el estado sólo el aspecto represivo. Es una visión unilateral. La política tiene dos aspectos, el contencioso, la lucha por el poder, y el administrativo. La función del estado no es reprimir, sino administrar el bien público, y para eso se necesita idoneidad. No basta con el entusiasmo, se requiere competencia técnica.
-¿Me permite decir que su defensa de los socialismos está hecha desde una perspectiva liberal?
-Liberal en un sentido. Yo, a diferencia de los liberales, no creo que se pueda privilegiar un valor a expensas de otros. Yo no creo en la libertad sin igualdad ni fraternidad. La revolución francesa la pegó, los tres van juntos. Si subraya la libertad, lleva al desinterés por el bien social, si subraya la igualdad, disminuye la responsabilidad, la iniciativa y el liderazgo individual, y si subraza la fraternidad, está predicando que los zorros confraternicen con las gallinas, y eso no es posible. Las tres cosas juntas, sí. Lo mismo pasa con la educación, no basta con clamar por mejores escuelas, los chicos tienen que ir sanos e integrar familias en las que por lo menos un miembro trabajes. Trabajo, educación y salud van juntos. Los valores siempre se dan en paquetes, no funcionan individualmente. La visión sistémica es el componente esencial de mi filosofía.
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