miércoles, 5 de junio de 2013

4 años después de Bagua ¿PERÚ, PAÍS DE TODAS LAS SANGRES?

Lo sucedido en Bagua (Amazonas), el 5 de junio hace 4 años, quedará grabado como un día del desencuentro en nuestro país, donde quedo demostrado que el diálogo de las balas y las bombas lacrimógenas sólo aspiran a producir inútil sangre derramada y luto normalmente para quienes no participan del poder.

Seguimos sin entendernos entre las distintas sangres que conforman nuestra denostada Patria, en un mundo globalizado que cada vez nos deja menos margen para aceptar que se ningunee la diferencia y a los diferentes. Pero, la experiencia del poder, a veces puede hacer “tropezar con la misma piedra”. Eso sucedió con el presidente García, que pensó que imponer la “autoridad” podría ser más fácil en una zona lejana de Lima metropolitana y el Callao.

Cómo se ve que no hemos superado muchos de nuestros prejuicios. Seguro pasó desapercibido, pero se volvió a reflejar en hechos como que varios de los cadáveres de los indígenas Awajun caídos en la confrontación yacieran regados “a un lado de la pista” (la marginal de la selva, donde ocurrió la principal “batalla”), hasta horas de la noche (muchas horas después de ocurridos los hechos). Por más “enemigos” del Gobierno o del Estado peruano que se les pudiera considerar, estábamos frente a peruanos como todos.

Es un detalle quizás insignificante pero que también nos habla de cómo nos relacionamos. Y casualmente se dejó un número de tres cadáveres tirados para que algún incauto periodista pudiera hacerla coincidir con la cifra oficial de muertos civiles que inicialmente diera el gobierno.

Genera tremenda indignación que problemas como consultar debidamente a las organizaciones de comunidades de la selva sobre asuntos que les afectaban con relación al manejo de sus recursos forestales, tierras, agua y otros no pudiera lograrse “civilizadamente”. Y no porque no lo quisieron los “pueblos indígenas”, sino porque se pensó que se les podía “mecer” desde el poder central y ganarles por cansancio u olvido. Sin medir el grado de irritación que se fue generando en las bases mismas de sus organizaciones, las mismas que no estaban dispuestas a aceptar cualquier actitud o decisión del Presidente de la República o del Congreso.

Buena manera de apoyar a los mismos Awajun,(que en Bagua cayeron e hicieron caer a inocentes policías que seguían sólo órdenes) porque como algún exPresidente diría hace varios años, ellos son nuestras efectivas “fronteras vivas” y tenemos que saberlo reconocer en todas sus consecuencias.
¿Quién está defendiendo intereses extra nacionales?:
·       Los pueblos indígenas que han reclamado sus justos derechos, o
·       Aquellos que defienden como si fueran boy scout (“siempre listos”) los intereses de las grandes empresas transnacionales.

No estamos contra la inversión privada razonable pero tampoco nos pueden contar los cuentos del “perro del hortelano”.

Estamos todos, como sociedad, obligados a recapacitar. Nadie puede sentirse ajeno o irresponsable de lo sucedido. Ojalá nos dé mejores pautas de convivencia y justicia. No olvidemos que lo importante no es “¿Quién tuvo la culpa?”; “Castigo para los culpables”; “Nada con los indios”. Necesitamos personas razonables y decisiones razonables, para que algo así NUNCA MÁS VUELVA A SUCEDER.

 

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